Explosión de color

Cada día de nuestras vidas nos movemos entre la razón y el corazón. Lo que nos dicta la conciencia, lo que deberíamos hacer, lo que tendría que salirnos de dentro, y lo que realmente nos apetece.

Insisto de nuevo en lo de aprovechar la vida, un regalo al que no damos importancia ni prestamos atención simplemente porque lo tenemos. Sólo cuando nos lo quitan, ó se estropea, ó lo perdemos, es cuando empezamos a valorarlo.

Vemos las catástrofes naturales que ocurren en el mundo, con tantas víctimas y tanta miseria, y una parte de nosotros se enternece y se muestra solidaria, pero realmente no somos conscientes de la magnitud, de la desolación y el miedo que debe producir vivir un momento así, porque no solemos ponernos en el lugar de los demás.

Gran error. Triste error.

Vivir es disfrutar cada instante precioso que nuestro cuerpo y nuestra mente es capaz de valorar, y debemos hacerlo a nuestra manera, pero también es intentar que los demás los valoren y puedan disfrutarlos, los propios y los ajenos.

Creo que una manera de valorar y respetar a los demás es intentar ser feliz. Y a mi la felicidad me la dan los colores, desde el negro hasta el magenta, pasando por azules y verdes. Una auténtica explosión de color. Una explosión de vida.

Feliz martes.